Semblante exquisito

less than 1 minute read

Published:

Me acecha la visión de un rostro tan expresivo que puede permitirse prescindir del verbo. Un semblante que podría encontrar al cruzarme con cualquiera: en un ceño fruncido que sermonea y condena, o en un parpadeo que condensa, en su efímero intervalo, una ideología entera. Un semblante que se expresa con una elocuencia tan apabullante que transmite mensajes como bofetadas. Unas cejas que se arquean y vociferan: "Por ahí no, Horacio; estás errando el camino y te repruebo", pero con una templanza que, simultáneamente, te envuelve en un abrazo reconfortante. Unos labios que se aprietan de manera tan prodigiosa que no dejan sílaba por pronunciar.

Me persigue incesantemente la idea de un semblante que ha perpetrado un audaz coup d'État lingüístico y se ha alzado victorioso con el cetro del lenguaje, gobernando la comunicación con su mera presencia, sin necesidad de articular palabra alguna.