Auge y caída de Luna y Enrique
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Luna y Enrique. Decía yo que Luna y Enrique encontrábanse en caluroso abrazo hasta que usted los creó. Sí, usted.
ENRIQUE: Sí, usted.
LUNA: ¡Sí, usted!
Ya lo veo a usted imaginándose a Luna: castaña, nariz aguileña, ni flaca ni gorda.
LUNA: Pestañas largas.
Y pestañas largas. Y Enrique: digamos, flaco y desaliñado.
ENRIQUE: Con las uñas sucias.
Ya lo veo a usted imaginando el caluroso abrazo de Luna y Enrique. Ya lo veo calculando la temperatura de ese abrazo.
LUNA: Y así como nos creó, nos asesinará.
ENRIQUE: Seguramente dirá: «Luna: castaña, nariz aguileña, ni flaca ni gorda, pestañas largas. Enrique: flaco, desaliñado, uñas sucias. Decía yo que todo empezó con una colilla de cigarrillo…